lunes, 25 de marzo de 2013

Farenheit 451, Ray Bradbury - Prof. Beatriz González

Era relativamente pobre en 1950 y no podía permitirme una oficina. Un mediodía,  vagabundeando por el campus de la UCLA, me llegó el sonido de un tecleo desde  las profundidades y fui a investigar. Con un grito de alegría descubrí que, en  efecto, había una sala de mecanografía con máquinas de escribir de alquiler  donde por diez centavos la media hora uno podía sentarse y crear sin necesidad  de tener una oficina decente. 
Me senté y tres horas después advertí que me había atrapado una idea, pequeña  al principio pero de proporciones gigantescas hacia el final. El concepto era tan  absorbente que esa tarde me fue difícil salir del sótano de la biblioteca y tomar el  autobús de vuelta a la realidad: mi casa, mi mujer y nuestra pequeña hija.  
No puedo explicarles qué excitante aventura fue, un día tras otro, atacar la  máquina de alquiler, meterle monedas de diez centavos, aporrearla como un loco,  correr escaleras arriba para ir a buscar más monedas, meterse entre los estantes  y volver a salir a toda prisa, sacar libros, escudriñar páginas, respirar el mejor polen del mundo, el polvo de los libros, que desencadena alergias literarias. Luego  correr de vuelta abajo con el sonrojo del enamorado, habiendo encontrado una  cita aquí, otra allá, que metería o embutiría en mi mito en gestación. Yo estaba, como el héroe de Melville, enloquecido por la locura. No podía detenerme. Yo no  escribí Fahrenheit 451, él me escribió a mí. Había una circulación continua de  energía que salía de la página y me entraba por los ojos y recorría mi sistema  nervioso antes de salirme por las manos. La máquina de escribir y yo éramos  hermanos siameses, unidos por las puntas de los dedos."
Ray Bradbury 
Farenheit 451
(Prólogo)

Fahrenheit 451: la temperatura en la que el papel de los libros arde. En un futuro no muy lejano, un cuerpo de bomberos con los números 451 en el casco, conduciendo vehículos con apariencia de salamandra, no se dedica a extinguir fuegos, si no a provocarlos. Un millón de libros han sido prohibidos, libros que se contradicen entre sí, que sostienen argumentos opuestos, y que por lo tanto impiden que la gente sea feliz. Guy Montag, y la brigada de bomberos, acuden a la emergencia de cada propietario de libros localizado, con las salamandras y las mangueras que lanzan petróleo, para incinerar hasta la última hoja.

Farenheit 451 esconde una cruda crítica a la sociedad norteamericana de 1953, después de Hirosima y Nagasaki, después de la censura de libros como resultado del "Macarthismo" del senador Joseph McCarthy; cuando a toda costa había que conservar la ilusión de que el mundo era maravilloso y feliz, que las opiniones opuestas eran incinerables y la vida agradable era el único y verdadero objetivo a preservar.  La novela recibió el Premio Hugo en el año 1954 (importante premio a las obras de ciencia ficción) y el Premio Hugo Retro en el año 2004





Si desean descargar la novela completa, pueden hacerlo desde aquí.

Fuentes: 

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