martes, 6 de agosto de 2013

Poemas de Mario Benedetti

Piedritas en la ventana

De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que esta ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada
quien sabe que consejos voy a inventar aun
y que atajo hallare para no seguirlos
esta bien no jugare al desahucio
no tatuare el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
esta bien me doy por persuadido
que la alegría no tire mas piedras
abriré la ventana.


Invisible


La muerte está esperándome  
ella sabe en qué invierno    
aunque yo no lo sepa        
                            
por eso entre ella y yo      
levanto barricadas          
arrimo sacrificios          
renazco en el abrazo        
fundo bosques que nadie      
reconoce que existen        
invento mis fogatas          
quemo en ellas memorias      
tirabuzón de humo            
que se interna en el cielo  
                            
por eso entre ella y yo      
pongo dudas y biombos        
nieblas como telones        
pretextos y follajes        
murallones de culpa          
cortinas de inocencia        
así hasta que el baluarte    
de cosas que es mi vida      
borre la muerte aleve        
la quite de mis ojos        
la oculte y la suprima      
de mí y de mi memoria        
                            
mientras tanto              
ella espera.  


Estados de ánimo


Unas veces me siento 
como pobre colina 
y otras como montaña 
de cumbres repetidas. 

Unas veces me siento 
como un acantilado 
y en otras como un cielo 
azul pero lejano. 

A veces uno es 
manantial entre rocas 
y otras veces un árbol 
con las últimas hojas. 
Pero hoy me siento apenas 
como laguna insomne 
con un embarcadero 
ya sin embarcaciones 
una laguna verde 
inmóvil y paciente 
conforme con sus algas 
sus musgos y sus peces, 
sereno en mi confianza 
confiando en que una tarde 
te acerques y te mires, 
te mires al mirarme.

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